UN
CIGARRO, UN BOLERO Y LA PRIMERA HEMBRITA
La hora había llegado sin que nos diéramos cuenta, de pronto empezamos
a sentir atracción por el sexo opuesto, reparamos ya de manera individual a
cada una de las chicas de nuestra edad que desfilan ruborizadas a nuestra
vista, generalmente en el transito escolar.
Nuestra inquietud que estaba centrada fundamentalmente en los juegos,
ahora empieza a tomar un nuevo espacio junto a la aparición de novedosas
inquietudes. Surge una especial preocupación
por la presencia física, el vestido, el arreglo personal, buscando
hacernos notar mientras caminamos por la calle. Todos, los menos de manera
extrovertida, hablan de sus preferencias femeninas, la mayoría guarda silencio
pero muestran discreta inquietud cuando se trata el tema.
Ya hay nuevas costumbres, ya están
aprendiendo a fumar, los que en la noche salen mascando su chicle seguro
que se van a la esquina de la casa de su
gila, ahí la esperaran hasta que ella salga y si esto no sucede, apenado, un
nuevo pase por la puerta o la ventana, un nuevo silbido, que generalmente es la
introducción de una canción de moda y a marcharse rumbo a la casa, a pensar en el día siguiente en la
odiosa clase de Instrucción Pre Militar.
Los nombres de las costillas se filtran en el salón, generalmente son
chicas del Colegio de Las Mercedes, si hay por ahí algún cruce empiezan a
surgir las rivalidades y las rencillas no se hacen esperar, pero todo termina a
la vuelta de la esquina de San Francisco, en cualquier mediodía después de
clase … ahí, al grito almonero de los compañeros los adversarios se lían a
trompadas, hasta que uno de ellos da por lavada la honra o la mayoría
interviene para que el conato termine y los dos, que respetaron la regla
sagrada de no pegar en el suelo, se dan la mano y se van abrazados.
En algún momento
penetró en nosotros la letra de esos boleros, coincidían exactamente con
nuestros sentimientos, con nuestra callada inquietud en unos casos, con la no
deseada correspondencia, con el rechazo por otra preferencia, con la
imposibilidad material de establecer relación, en fin con las mil y una vicisitudes que suelen
presentarse en las horas de amor adolescente, mas había un bolero que en algún
momento resumía todas las emociones, era
el preferido de todos, ahora vibra en
nuestro pecho la melodiosa voz de Lucho Barrios cantando junto a nuestros
recuerdos “adiós ya me quedo sin ti y así, para que más vivir …
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