viernes, 9 de mayo de 2014



SEGUIMOS SIENDO LOS MISMOS ... 


Han pasado más de cincuenta años del momento en que transpusimos por última vez como alumnos la puerta principal de nuestro glorioso plantel.

Adentro quedaba, mirando la puerta de entrada, el busto señero de Leoncio Prado, custodiado por un soldado en actitud vigilante.

Pero sobre todas las cosas quedaba en el ambiente generoso de los plácidos claustros santuarios nuestras vidas, las vivencias que crecieron con nuestra pubertad y nuestra adolescencia, para ponernos ad portas a la vida.

Sí, listos para enfrentarnos a la búsqueda de nuestro destino, a tratar de hallar una luz en el horizonte para encontrar el camino, esa ruta por la que habrían de transcurrir nuestros pasos, llegando hasta hoy aun cuando ya muchos marcharon a la morada del silencio,  dejando el recuerdo de sus nombres, de sus figuras, de sus gestos, de sus voces, de aquello que ellos supieron dar vida.

La vida generosa nos ha permitido llegar a estar aun, nos encontramos los unos nos encontramos los otros, y al unirnos en la palabra afectiva, porque no tenemos otra forma de comunicarnos cuando hay en nuestros pechos un afecto que espera, el abrazo vigoroso y sincero nos hace volver a los años atrás.

No es posible encontrarnos con todos, tampoco saber de ellos y también nos extrañaran como nosotros los extrañamos,  pero siempre nos buscamos donde estemos.  Los más residen en Huánuco, la mayoría de los egresados de nuestra promoción fueron alumnos de la naciente Universidad “Hermilio Valdizán”  y de la Escuela Normal “Marcos Durán Martel”, otro grupo importante consolidó su vida en nuestra ciudad.

Pero aun así, distantes físicamente en unos casos, encontramos que todos los días y todas las horas son buenas para el reencuentro. Nunca sabemos que a la vuelta de una esquina aparecerá un rostro en el que fijaremos la mirada mientras él hace lo mismo con nosotros.

Pero esta noche tiene una connotación especial para ese instante, es 23 de mayo, hoy es la víspera del día del colegio. Dentro de unos minutos se estará cantando la serenata en la puerta del plantel. Se prenderá el castillo de fuegos artificiales y las luces se desparramarán acompañadas del estridente reventar de cohetes.

Esta noche empiezan los festejos, mas nosotros lejos de la tierra bendita, todos los días, retornamos la mirada al colegio donde hay mucho más que recuerdos.

La gran mayoría se quedó en Huánuco, nosotros los que estamos acá en Lima y nos encontramos nos reunimos y vamos atando los cabos de nuestras historias.

Hoy estamos el Chino Mainardo, Pedro Bazán, Papi  Tello, Antonio Gabancho y Pedro Lovatón;  también solemos reunirnos con Shapra Follegatti, Chiqui Castillo, Senén Contreras,  Marcos Visag; Mañuco Robles, Pablo Tello, Toroco Torres, Raúl  Fernández a veces también con Jorge Maynetto,  Néyer Figueroa, Adolfo  Egoávil, Edgard Sánchez Peña, para comernos un picante de cuy, tomar unos tragos, bailar nuestros huaynos, zapatear con “Melodía Huanuqueña” y de vez en cuando jugar a tener dieciocho años, sintiendo que no es tanta el agua que ha pasado bajo el puente.

Tratamos de comunicarnos con otros compañeros que están en Lima como Hugo Becerra, Mario Huapalla, Shapaco Livia, Juan Rojas Falcón, Shanti Lazo, Antonio  Zevallos, Natalio Ortiz.  A veces nos encontramos de manera casual con Chuto Robles, Carmelo Pancorbo, Vicky Mares, generalmente en el Club Huánuco.

En una oportunidad nos encontramos en la casa de Senén Contreras con Raúl Atencia quien nos notició de su hermano Rafael.

Sabemos que Belsuzarri reside en Pisco, su sobrino se reúne con nosotros, Agustín Rubina vive en La Unión, Guillermo Cabrera en Chiclayo, Elías del Carpio en Pachas, Teófanes Pérez en Chanchamayo.  Hay otros que sabemos que están en Lima y no los ubicamos como Nilo Talavera, Carlos Navarro. Desde acá me comunico a Huánuco con alguna frecuencia con Guido Cabrera, Moisés  Figueroa,  Alejandro Tello, Eladio Estela.

Cada viaje que hace Senén Contreras a Huánuco nos trae fotografías de la promoción, generalmente con motivo del árbol de carnaval o el aniversario del colegio, ahí están siempre presentes el Beto Lara, Troyano Martel, Vladico López, Novato Soto,  Eladio  Estela, Oscar  Chacón, Shapshi Azañedo, José Cervantes, Jorge Fernández.

Entre muchos que tratamos de localizar está Edilberto Westreicher Saldani.

Hay otros que ya se marcharon dejándonos la huella de su paso terrenal y su imborrable imagen,  ahí están Tito Jaime Fernández, Lucho Pedraza Sánchez,  Merengue Carlos Rojas Sandoval, Julio “Mac Clean” Huamán Montaldo, Roque Fernández Castañón, César Valencia Vélez de Villa, Guido Cornejo Takase   y  algunos más cuya ausencia definitiva no la conocemos.

Así nos reunimos en Huánuco o en Lima, posiblemente también en otros lugares, donde haya un grupo de leonciopradinos existe una comunidad, hay un afán de búsqueda permanente  y de alegría cuando encontramos a un compañero del que no sabíamos.

Y comprobamos que más allá del pelo plateado y las arrugas del rostro, seguimos siendo los mismos porque no tenemos el corazón envejecido, por eso seguimos queriéndonos de la misma manera como cuando transcurrían nuestras horas  estudiantiles.







































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