HUIQUI EL
DUEÑO DEL BOMBO
Hay
personajes en el colegio que tienen una singularidad inalienable, sea por la
función que desempeñan o por sus características personales, en el presente
caso es por las dos cosas.
El
tocar el bombo en la banda de músicos constituye una importante responsabilidad
en el éxito de la marcha, cada golpe marca el paso del pie izquierdo y de esta
manera el adecuado e invariable compás del desfile.
Este
hecho de por sí hace que quien toque el bombo sea conocido por todos los
alumnos del colegio.
En
los años cincuenta, cuando cursaba estudios primarios, quienes tocaban el bombo
eran Hugo Beraún Zevallos y Julio Fernández Solórzano, con el correr de los
años iba observando que quien tenía esta responsabilidad generalmente era una
persona robusta de recia contextura física.
Así
cuando estábamos en el tercero de secundaria el que tocaba el bombo era Pando,
alumno del quinto.
Como
ven el llamado “bombero” era un personaje fácilmente identificable por todos,
pero “Huiqui” no necesitaba de esto
para ser popular, le bastaban sus dotes de futbolista, su carácter afable y
pícaro, además de haber compartido aulas con gran parte de los alumnos de años
superiores.
Estando
en días previos al entonces Desfile Pre Militar del 27 de Julio, se realizó un
ensayo general en la Plaza de Armas, era nuestro Instructor un maduro sub
oficial apodado “Shambuyacu” . Cumplido el ensayo, parece que el veterano militar
no quedó conforme con el desempeño de los brigadieres y luego de retornar los
batallones al colegio, regresó con los dueños de los bastones a la Plaza de
Armas, lógicamente también tenía que volver la banda de músicos, que lo hizo
con evidente desagrado.
Ahí
en el jirón Dos de Mayo se emplazaron los brigadieres encabezados por el
Brigadier General el robusto Adolfo Adalberto Lara Estrada, la banda también
había tomado su ubicación consabida junto al entonces Hotel “La Nueva Era”, al mando del maestro
Pedro Magro Zapata y del corneta mayor Hugo Becerra Ruiz iniciaron a tocar la
marcha de “Los Peruanos Pasan”.
Avanzaron
marchando los brigadieres unos metros y cuando se aprestaban a realizar el
primer saludo, de pronto surgió algo imprevisto, el bombo ya no marcaba el
compás para el pie izquierdo sino “Huiqui”
y los tamborileros habían empezado a
tocar un ritmo de huaino. El “gordo” Lara y sus dirigidos no sabían que hacer, si
seguir marchando o ponerse a zapatear.
“Huiqui” Bernal
nos marcó el paso los dos últimos años de nuestros estudios secundarios y nos dio la despedida cuando por última vez
marchamos como alumnos en el colegio, mientras él continuaría tocando el bombo
un año más.
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