¡TITO
JAIME FERNANDEZ!: ¡PRESENTE!
En el Huánuco de nuestro tiempo era muy fácil conocerse de un barrio a
otro. Así con Tito Jaime Fernández, que vivía en San Pedro, fuimos amigos desde
horas de infancia. Luego en los
claustros leonciopradinos donde tuvimos la felicidad de ser compañeros de la promoción 1961, él estaba en el Quinto “B” de Ciencias.
La última vez que nos encontramos fue en la Plaza de Armas, un mediodía
de setiembre de 1983. Nos sentamos un
instante en una banca y conversamos. Nuestra amistad de infancia, cultivada a
través de los años, nos detenía siempre en el abrazo en cada encuentro. Afable
y comunicativo, volcaba sin ambages todas sus inquietudes, sus emociones las
transmitía con contento, haciéndonos participes de sus logros y preocupaciones.
Era difícil conversar con él sin identificarse con sus anhelos. Con su característica espontaneidad esta vez
me dijo que confiaba en su reelección a
la Alcaldía de la Provincia de Leoncio Prado, cargo que desempeñaba desde 1981.
Me habló de lo dura que se había tornado la represión, especialmente contra los
campesinos cocaleros y que habían continuas vulneraciones de los derechos
humanos.
Sencillo, sin la arrogancia de la que se enviste la mediocridad cuando
llega al poder, había hecho de la Alcaldía de Leoncio Prado el escenario para
la atención de los duros problemas sociales que aquejaban a la provincia. Ahí
estaba la drogadicción, la represión a los cultivos de coca, la vulneración de
los derechos humanos. En todos ellos él había tomado partido por los más
débiles, por los desguarnecidos por la sociedad y la justicia, por aquellos que
eran víctimas del abuso y violencia oficial.
De esta manera en su condición profesional de Ingeniero Agrónomo, identificado con la tierra, agricultor
comprometido con el desarrollo de cultivos tropicales en sus terrenos de Naranjillo,
estaba de lado de los cocaleros, de aquellos que sembraban la coca como único
recurso subsistencial, porque los otros cultivos no eran rentables o en los terrenos que ocupaban no era posible
establecerlos.
Los campesinos que eran víctimas de los abusos recurrían a él en busca
de justicia, pues lamentablemente la
represión venía del gobierno central, cumpliendo órdenes del gobierno
norteamericano; la policía actuaba cada vez con más violencia; el poder
judicial hacía oídos sordos a las reclamaciones de las víctimas.
Fue ahí el momento en que él decide hacer de su despacho municipal un
bastión para la defensa de los derechos humanos. Asume ese liderazgo en la
convulsionada ciudad de Tingo María y en actitud digna de los hombres
íntegros, se enfrenta sin temores a los
abusos de los encargados de la represión, denuncia a las autoridades corruptas
del poder judicial, encabezando las medidas de lucha en la que estaban
comprometidas. Era quién encabezaba los paros y las huelgas. Ponía el pecho a
cuanta agresión se presentaba.
Así fue reelecto Alcalde de la Provincia de Leoncio Prado, continuando
con mayor energía la lucha que había emprendido en sus tres primeros años de
gobierno. Cada vez tenía que enfrentar más y mayores peligros, la corrupción
iba tendiendo un cerco en contra de él. Era un estorbo para sus intereses, era
un hombre con gran respaldo de masas,
dueño de una respetable honestidad, en una sociedad donde los valores están en
quiebra los que luchan por la justicia y por la vida son un peligro.
Y Tito defendía el derecho al trabajo para los más pobres, el respeto a
la dignidad humana, el derecho a la justicia, el respeto a los derechos humanos
y a la vida. Por eso un día del año 1984, en la puerta de su casa cuando
abordaba su carro, delante de su esposa y de sus hijos fue cobardemente asesinado
por los enemigos de sus ideales, que son ideales de los que rechazamos la
injusticia, y queremos una patria justa y una vida digna.
Murió heroicamente, como los árboles…
de pié. Está presente en el
recuerdo y el reconocimiento permanente. Una de las avenidas principales de Tingo
María lleva su nombre. Nos enaltece su
amistad y haber compartido con él las
aulas leonciopradinas.
Es un digno emblema de nuestra promoción.
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