domingo, 11 de mayo de 2014





INDICE


Introducción

Los plácidos claustros santuarios

-          Cuando el colegio nos recibió.

-          Los años que vinieron.

-          Huallaguita campeón.


El año del Quinto

-          La Promoción 1961.

-          Un cigarro, un bolero y la primera hembrita.

-          El Padre Mojica y la Guadalupana.

-          “Huiqui” el dueño del bombo.

-          Llegada de la expedición japonesa para la exploración de Kotosh.

-          Las caricaturas de Pérez y los versos de Lovatón.

-          Fue año del Mateo.

-          ¡Qué bajen el piano!

-          Primeros de básquetbol.

-          Quinto “C” Campeón.

-          El nacimiento de la Universidad de Huánuco.


Recuerdo y homenaje

-          Nuestros directores.

-          Un Maestro, Fernando Trujillo Malpartida.

-          Un “Cañón” de bondad.

-          Profesor Ezequiel Castillo Cárdenas.

-          Prudencio Camones Rodríguez, un maestro el pie de lucha.

-          Don Cornelio Reyes Sarco.

-          Shantaco

-          ¡Tito Jaime Fernández! ¡Presente!


A mas del  medio siglo.

-          Seguimos siendo los mismos.

-          Relación de alumnos.

-          Chapas  del recuerdo.

-          Páginas abiertas.

Indice










CHAPAS DEL RECUERDO


Recuerda, sin mucho esfuerzo, que todos nosotros teníamos un apelativo por el cual nos identificaban muchas veces más fácilmente que por nuestros nombres.

Y tu bien sabes, nuestra tierra es pródiga en ese menester,  y el huanuqueño tiene una disposición y una picardía muy especial para poner la chapa justa y precisa.  

-          ¿De acuerdo?

Un día  en el patio del colegio el Chúcaro Acosta,  con la ayuda de los conjuros del Shapshi, reunió a toda la fauna de la promoción, ahí estaban  Cotorra Atencia,  Cuy Macho Cabrera, Picuro Egoávil,  Gato Gallardo, Chivato García,  Gallo Hervido Belsuzarri, Loro Jaime,  Pato Jaimes, Chancho Lara, Mono Tello, Lechuza Chávez,  Pavo Tello, Cueche Jonás, Cuervo Pacheco,  Lovito, Topo Visag. Oso Menor Saldivar, Oso Mayor Salinas  y los dos Caimán Sánchez todos al cuidado  del  ave prehistórica Japiloro Zevallos.

En el otro extremo del patio el Pishtaco Caldas le quería operar la Nariz con Bola a Figueroa, Siete Pelos Fretel con Siete Muelas Gabancho preparaban la infusión anestésica que habría de ser probada por el médico Chino Tacuchi Meza, que ya había practicado una riesgosa intervención en el Puputi a Bolarte y a Pescuezo Talavera para acortarle el cuello. El Muerto Estela recomendaba no operarse para que no queden como él.

La embajada china tenía una rara conformación, existía una variedad de chinos: el Chino Hindú Lunarejo Gonzales, el Chino Cholo Mainardo, el Chino chino Koc y el Chino japonés Cornejo Takase..

Los personajes histórico legendarios eran Cuathemoc Del Carpio y el Cid Campeador Diaz

La mascota de la promoción era Chiqui Castillo.

El de más edad la Vieja Leiva.

Aquí les ofrezco una relación de los apodos que corresponden a los alumnos de la Promoción, es tarea de ustedes reconocer a quien corresponde cada una de las chapas que ahí aparecen.

Chúcaro, Cotorra, Shapshico, Puputi, Cuy Macho, Pishtaco, Chacha, Chiqui, Crebollo, Aspa, Picuro, Mudo, Resortes, Gato,  Chivato, Mac Clean, Shillico, Maycuyucado, Tacuchi, Gallo hervido, Tranca, Chapi, Rocoto, Ocho soles, Shito,  Gacho, Cura, Loro, Pato, Chino, Suqui, Shapaco, Campanero, Chancho, Charro, Chuto, Charapa, Tushpi, Pescuezo, Mono, Chibeches, Sheriff, Cashpa Cashpa, Chano, Rocanrol,  Shiru Shiru, Chino, Lechuza, Cuathemoc, Cid Campeador, El Administrador, Lacato, Muerto, Pulinchjo, Nariz com bola, Siete pelos, Siete muelas, Chino, Chino cholo, Cueche, Tombo, Chino lunerejo, Chancho, Vieja, Caroso, Lovito, Eh Eh, Mishimaqui, Cuervo, Teórico, Jipu, Loco, Malanoche, Ejercicios, Merengue, Oso menos, Oso mayor, Caimán, Lengua, Topo, Oxapampino, Japiloro.






















viernes, 9 de mayo de 2014



RELACIÓN DE ALUMNOS DEL QUINTO “C”


Gadit Alarcón Figueroa
Pedro Augusto Bazán Vargas
Víctor Hugo Becerra Ruiz
Gregorio Bejarano Venturo
Dalmacio Graciano Cabrera Medina
Elí Carbajal Alvarado
Clodomiro Cabalié Garay
Oscar Chacón Valdiviezo
Patrón Estanislao Contreras Vara
Guido Ernesto Cornejo Takasi
Solón Atilio Chávez Loyola
Elías Segundo del Carpio Mejía
Simeón Diaz Pulido
Tomás Fernando Echegaray Ormeño
Manuel Esparta Espinoza Fernández
Eladio Estela Melgarejo
Prudenciano Estrada Salvador
Néyer Guillermo Figueroa Matos
Juan Domingo Fretel Machuca
Antonio Gabancho Mosquera
Guillermo Gonzales Reyes
Víctor Mainardo Guillermo Bustamante
Jonás Herrera Guerra
Manuel Filiberto Huayta Coz
David Koc Chávez
Adolfo Adalberto Lara Estrada
Santiago Lazo Figueroa
Raúl Leiva Soto
Rodolfo Codoaldo Linares Ramírez
Pedro Fernando Lovatón Sarco
Hernán Teodoro Mori Castro
José Eubio Ortega Rojas
Eusebio Natalio Ortiz de la Cruz
Andrés Avelino Pacheco Ramos
Edmundo Panay Lazo
Luis Alberto Pedraza Sánchez
Juan Miguel Pimentel Soberón
Manuel Antonio Robles Morales
Juan Rojas Falcón
Carlos Rojas Sandoval
Agustín Rubina Jiménez
Luis Saldivar Salazar
Delfín Salinas Rodríguez
Artemio Sánchez Acosta
Teófilo Santamaría Pino
Octavio Tucto Aguirre
David Tucto Mariano
Carlos Silverio Visag Berrospi
Víctor Marcos Visag Salas
Adalberto Westreicher Saldani
Esceldum Antonio Zevallos Taboada














RELACIÓN ALUMNOS DEL QUINTO “B”


Marcial Oscar Belsuzarri Minaya
Jorge Esteban Cabello Benancio
Guido Máximo Cabrera Herrera
Jorge Rafael Cervantes Castillo
Abel Paramón Daga Soto
Roque Fernández Castañón
Jorge Fernández Solórzano
Moisés Figueroa Fernández
Sixto Flores Echevarría
Edgardo Huamán Trujillo
Mario Huapalla Naupay
Lucio Ingunza Guardián
Juan Edgardo Izarra Blanco
Tito Jaime Fernández
Santos Juan Jaimes Serkovic
Víctor Dionicio Joy Way Rojas
Teófilo Lavado Soto
Sebastián Livia Martel
Román Albino Malpartida Lagos
Víctor Manuel Mares Martins
Ernesto Morales Chacón
José Hermenegildo Pacheco Ramos
Fortunato Pajuelo Flores
Gil Carmelo Pancorbo Rivera
Oswaldo Pulido Peña
Samuel Eduardo Quiñónez Solís
José Carlos Ramos Cornelio
Carlos Ariel Robles Morales
Javier Rodríguez Paiva Ríos
Juan Rueda Martel
Novato Soto Barrera
Nilo Talavera Ramírez
Eduardo Tello Sayes
William Danilo Veramendi Revelo
José Vivar Fashé






































RELACIÓN DE ALUMNOS DEL QUINTO “A”


Marcelino Acosta Guzmán
Raúl Efraín Atencia Orrillo
Víctor Daniel Azañedo Urieta
Hugo Bolarte Morales
Guillermo Ezequiel Cabrera Herrera
Edgardo Teodoro Caldas Flores
Carlos Justino Cárdenas Julca
Nelson Antonio Castillo Vélez de Villa
Augusto Coello Alejandro
Fidel Zenón Contreras Yábar
Adolfo Teobaldo Egoávil Cornejo
Alcides Estrada Palacios
Lesmes  Alberto Farfán Peña
Franco Raúl Fernández  Maldonado
Jorge Gualberto Gallardo Castillo
Lizbardo García Flores
Vile Alberto Herrera Gonzáles
Julio Víctor Huamán Montalvo
Vladimiro López Ribles
Troyano Martel Condezo
Juan Bautista Loyola Matos
Ricardo Aurelio Malpartida Marcos
Juan Manuel Marín Orna
José Samuel Martínez Leiva
Jorge Alfonso Maynetto Balarezo
Miguel Marcos Medrano Meza
Emérico Meza Llanos
Jorge Miraval Acosta
José Nils Moreno Collazos
Carlos Cesar Navarro Lurquin
Teófanes Pérez Revello
Edgar Emeterio Sánchez Peña
Cruz Alejandro Tello Bernardo
Pablo Ernesto Tello Tello
Cesar Antonio Valencia Vélez de Villa
Zenón Sigfredo Zevallos Rodríguez






































































ALUMNOS DE LA PROMOCIÓN 1961





SEGUIMOS SIENDO LOS MISMOS ... 


Han pasado más de cincuenta años del momento en que transpusimos por última vez como alumnos la puerta principal de nuestro glorioso plantel.

Adentro quedaba, mirando la puerta de entrada, el busto señero de Leoncio Prado, custodiado por un soldado en actitud vigilante.

Pero sobre todas las cosas quedaba en el ambiente generoso de los plácidos claustros santuarios nuestras vidas, las vivencias que crecieron con nuestra pubertad y nuestra adolescencia, para ponernos ad portas a la vida.

Sí, listos para enfrentarnos a la búsqueda de nuestro destino, a tratar de hallar una luz en el horizonte para encontrar el camino, esa ruta por la que habrían de transcurrir nuestros pasos, llegando hasta hoy aun cuando ya muchos marcharon a la morada del silencio,  dejando el recuerdo de sus nombres, de sus figuras, de sus gestos, de sus voces, de aquello que ellos supieron dar vida.

La vida generosa nos ha permitido llegar a estar aun, nos encontramos los unos nos encontramos los otros, y al unirnos en la palabra afectiva, porque no tenemos otra forma de comunicarnos cuando hay en nuestros pechos un afecto que espera, el abrazo vigoroso y sincero nos hace volver a los años atrás.

No es posible encontrarnos con todos, tampoco saber de ellos y también nos extrañaran como nosotros los extrañamos,  pero siempre nos buscamos donde estemos.  Los más residen en Huánuco, la mayoría de los egresados de nuestra promoción fueron alumnos de la naciente Universidad “Hermilio Valdizán”  y de la Escuela Normal “Marcos Durán Martel”, otro grupo importante consolidó su vida en nuestra ciudad.

Pero aun así, distantes físicamente en unos casos, encontramos que todos los días y todas las horas son buenas para el reencuentro. Nunca sabemos que a la vuelta de una esquina aparecerá un rostro en el que fijaremos la mirada mientras él hace lo mismo con nosotros.

Pero esta noche tiene una connotación especial para ese instante, es 23 de mayo, hoy es la víspera del día del colegio. Dentro de unos minutos se estará cantando la serenata en la puerta del plantel. Se prenderá el castillo de fuegos artificiales y las luces se desparramarán acompañadas del estridente reventar de cohetes.

Esta noche empiezan los festejos, mas nosotros lejos de la tierra bendita, todos los días, retornamos la mirada al colegio donde hay mucho más que recuerdos.

La gran mayoría se quedó en Huánuco, nosotros los que estamos acá en Lima y nos encontramos nos reunimos y vamos atando los cabos de nuestras historias.

Hoy estamos el Chino Mainardo, Pedro Bazán, Papi  Tello, Antonio Gabancho y Pedro Lovatón;  también solemos reunirnos con Shapra Follegatti, Chiqui Castillo, Senén Contreras,  Marcos Visag; Mañuco Robles, Pablo Tello, Toroco Torres, Raúl  Fernández a veces también con Jorge Maynetto,  Néyer Figueroa, Adolfo  Egoávil, Edgard Sánchez Peña, para comernos un picante de cuy, tomar unos tragos, bailar nuestros huaynos, zapatear con “Melodía Huanuqueña” y de vez en cuando jugar a tener dieciocho años, sintiendo que no es tanta el agua que ha pasado bajo el puente.

Tratamos de comunicarnos con otros compañeros que están en Lima como Hugo Becerra, Mario Huapalla, Shapaco Livia, Juan Rojas Falcón, Shanti Lazo, Antonio  Zevallos, Natalio Ortiz.  A veces nos encontramos de manera casual con Chuto Robles, Carmelo Pancorbo, Vicky Mares, generalmente en el Club Huánuco.

En una oportunidad nos encontramos en la casa de Senén Contreras con Raúl Atencia quien nos notició de su hermano Rafael.

Sabemos que Belsuzarri reside en Pisco, su sobrino se reúne con nosotros, Agustín Rubina vive en La Unión, Guillermo Cabrera en Chiclayo, Elías del Carpio en Pachas, Teófanes Pérez en Chanchamayo.  Hay otros que sabemos que están en Lima y no los ubicamos como Nilo Talavera, Carlos Navarro. Desde acá me comunico a Huánuco con alguna frecuencia con Guido Cabrera, Moisés  Figueroa,  Alejandro Tello, Eladio Estela.

Cada viaje que hace Senén Contreras a Huánuco nos trae fotografías de la promoción, generalmente con motivo del árbol de carnaval o el aniversario del colegio, ahí están siempre presentes el Beto Lara, Troyano Martel, Vladico López, Novato Soto,  Eladio  Estela, Oscar  Chacón, Shapshi Azañedo, José Cervantes, Jorge Fernández.

Entre muchos que tratamos de localizar está Edilberto Westreicher Saldani.

Hay otros que ya se marcharon dejándonos la huella de su paso terrenal y su imborrable imagen,  ahí están Tito Jaime Fernández, Lucho Pedraza Sánchez,  Merengue Carlos Rojas Sandoval, Julio “Mac Clean” Huamán Montaldo, Roque Fernández Castañón, César Valencia Vélez de Villa, Guido Cornejo Takase   y  algunos más cuya ausencia definitiva no la conocemos.

Así nos reunimos en Huánuco o en Lima, posiblemente también en otros lugares, donde haya un grupo de leonciopradinos existe una comunidad, hay un afán de búsqueda permanente  y de alegría cuando encontramos a un compañero del que no sabíamos.

Y comprobamos que más allá del pelo plateado y las arrugas del rostro, seguimos siendo los mismos porque no tenemos el corazón envejecido, por eso seguimos queriéndonos de la misma manera como cuando transcurrían nuestras horas  estudiantiles.


























































A   medio siglo  …









¡TITO JAIME FERNANDEZ!:   ¡PRESENTE!


En el Huánuco de nuestro tiempo era muy fácil conocerse de un barrio a otro. Así con Tito Jaime Fernández, que vivía en San Pedro, fuimos amigos desde horas de infancia. Luego  en los claustros leonciopradinos donde tuvimos la felicidad de ser  compañeros de la promoción 1961,  él estaba en el Quinto “B” de Ciencias.

La última vez que nos encontramos fue en la Plaza de Armas, un mediodía de setiembre de 1983.  Nos sentamos un instante en una banca y conversamos. Nuestra amistad de infancia, cultivada a través de los años, nos detenía siempre en el abrazo en cada encuentro. Afable y comunicativo, volcaba sin ambages todas sus inquietudes, sus emociones las transmitía con contento, haciéndonos participes de sus logros y preocupaciones. Era difícil conversar con él sin identificarse con sus anhelos.  Con su característica espontaneidad esta vez me dijo que confiaba en  su reelección a la Alcaldía de la Provincia de Leoncio Prado, cargo que desempeñaba desde 1981. Me habló de lo dura que se había tornado la represión, especialmente contra los campesinos cocaleros y que habían continuas vulneraciones de los derechos humanos.

Sencillo, sin la arrogancia de la que se enviste la mediocridad cuando llega al poder, había hecho de la Alcaldía de Leoncio Prado el escenario para la atención de los duros problemas sociales que aquejaban a la provincia. Ahí estaba la drogadicción, la represión a los cultivos de coca, la vulneración de los derechos humanos. En todos ellos él había tomado partido por los más débiles, por los desguarnecidos por la sociedad y la justicia, por aquellos que eran víctimas del abuso y violencia oficial.

De esta manera en su condición profesional de Ingeniero Agrónomo,  identificado con la tierra, agricultor comprometido con el desarrollo de cultivos tropicales en sus terrenos de Naranjillo, estaba de lado de los cocaleros, de aquellos que sembraban la coca como único recurso subsistencial, porque los otros cultivos no eran rentables o en  los terrenos que ocupaban no era posible establecerlos.

Los campesinos que eran víctimas de los abusos recurrían a él en busca de justicia,  pues lamentablemente la represión venía del gobierno central, cumpliendo órdenes del gobierno norteamericano; la policía actuaba cada vez con más violencia; el poder judicial hacía oídos sordos a las reclamaciones de las víctimas.

Fue ahí el momento en que él decide hacer de su despacho municipal un bastión para la defensa de los derechos humanos. Asume ese liderazgo en la convulsionada ciudad de Tingo María y en actitud digna de los hombres íntegros,  se enfrenta sin temores a los abusos de los encargados de la represión, denuncia a las autoridades corruptas del poder judicial, encabezando las medidas de lucha en la que estaban comprometidas. Era quién encabezaba los paros y las huelgas. Ponía el pecho a cuanta agresión se presentaba.

Así fue reelecto Alcalde de la Provincia de Leoncio Prado, continuando con mayor energía la lucha que había emprendido en sus tres primeros años de gobierno. Cada vez tenía que enfrentar más y mayores peligros, la corrupción iba tendiendo un cerco en contra de él. Era un estorbo para sus intereses, era un hombre  con gran respaldo de masas, dueño de una respetable honestidad, en una sociedad donde los valores están en quiebra los que luchan por la justicia y por la vida son un peligro.

Y Tito defendía el derecho al trabajo para los más pobres, el respeto a la dignidad humana, el derecho a la justicia, el respeto a los derechos humanos y a la vida. Por eso un día del año 1984, en la puerta de su casa cuando abordaba su carro, delante de su esposa y de sus hijos fue cobardemente asesinado por los enemigos de sus ideales, que son ideales de los que rechazamos la injusticia, y queremos una patria justa y una vida digna.

Murió heroicamente, como los árboles…  de pié.  Está presente en el recuerdo y el  reconocimiento permanente.  Una de las avenidas principales de Tingo María lleva su nombre.  Nos enaltece su amistad y  haber compartido con él las aulas leonciopradinas.

Es un digno emblema de nuestra promoción.














                                                                         SHANTACO.

Durante nuestra estada en el colegio y durante 52 años ha sido don Agustín Santa Cruz San Miguel, conocido con el apelativo de Shantaco, un personaje especial para la comunidad leoncipopradina.

Él era el responsable de la portería del colegio, nosotros lo concinos sentado en una banca en la puerta principal, impidiendo que ingresen los que llegaron tarde o que se escapen del interior antes del horario de salida.

Tranquilo, bondadoso, se ganó el respeto de los alumnos de 52 promociones, los que siempre le prodigaron simpatía y respeto.

El nació con el siglo el 5 de mayo de  1900 en el distrito de Ñauza de la provincia de Ambo

Trabajó en el colegio durante 52 años. Ingresó cuando era director el Dr. Luis Gálvez Chipoco en 1923, habiéndose retirado en 1975, después de haber trabajado con 21 directores.

Él recordaba, con la lucidez que lo caracterizaba, el movimiento estudiantil que hubo el año 1945, cuando los estudiantes se levantaron contra la decisión  gubernamental que ordenaba el traslado  del Director Aurelio Cárdenas.

Nosotros lo recordaremos siempre luciendo airoso su característica perilla.









DON CORNELIO REYES SARCO


Cuando llegamos al colegio él ya estaba ahí, todas las mañanas en la puerta de entrada, vigilando severo que los alumnos  ingresen correctamente uniformados, llamando la atención por alguna muestra de comportamiento inadecuado.

Era el Regente del Colegio, la máxima autoridad del plantel en materia de disciplina, era el responsable del orden, del buen comportamiento de los alumnos dentro y fuera del aula, trabajaba con un equipo de auxiliares que tenían a su cargo la tarea disciplinaria en las diferentes aulas.

En ese entonces cada año tenía su auxiliar determinado, el primero a don Juan Cangahuala, el segundo a Noel Figueroa Morales, el tercero a Víctor Quiñónez Morales, el cuarto a Julio Santamaría Soto y el quinto a cargo del Regente, con el correr de los años fueron incrementándose las aulas y consecuentemente los auxiliares de educación, de ahí que fueron asumiendo esta responsabilidad Abilio Magro, José Tello Alomía, Jaime Mazzei Marisca y Alfredo Omonte Zevallos, quién fue nuestro auxiliar en el quinto de secundaria.

A la hora del recreo se paraba en el centro del patio o en el pasadizo, a la altura de la dirección, desde ahí hacía llegar sus sonoros pitazos ante cualquier situación irregular, en otras oportunidades llamaba la atención con su sonora voz, mencionando el nombre y el apellidos completos de los alumnos, era muy frecuente escuchar ¡Germán Machado Cazorla!, ¡Edwing Bernal Cavalié! ¡Guido Cabrera Herrera! ... naturalmente los nombres correspondían a los más inquietos, pero él sabía nombres y apellidos de todos los alumnos del colegio, tenía una memoria extraordinaria.

Cuando un alumno se excedía en el mal comportamiento era llevado por el auxiliar a la regencia, ahí don Cornelio establecía el castigo, esa vez consistía en quedarse una hora después de la salida, el número de días correspondía a la falta cometida, claro está que previamente tenía que escuchar la filípica de nuestro buen Regente.

Era la expresión de autoridad del plantel, ejercía su función  con sobriedad, usando del consejo, sin excederse en el castigo pero haciendo cumplir la norma, es  bueno decir que  la denominación de su cargo era el de Jefe de Normas Educativas.

Durante todo el tiempo que permanecimos como alumnos él tuvo esa responsabilidad, siempre estuvo muy cerca de nosotros, no sé si más que el mismo Director, del temor que le tuvimos cuando recién llegamos al colegio habíamos caminado una enorme distancia, cuando egresamos de las aulas salimos siendo sus amigos.

Él, como todos los años, se quedó con una pena inmensa en el corazón... Un día ya maduros le escuchamos decir “Cada promoción se va llevando algo de mi pero también me dejan la satisfacción de haber hecho algo por ellos”.

Ahora que los años han pasado y aun cuando ya su silbato está guardado en el silencio interminable, permítanos con nuestro recuerdo rendir homenaje a su memoria.













PRUDENCIO CAMONES RODRIGUEZ, UN MAESTRO EN PIE DE LUCHA


Cuando Prudencio Camones Rodríguez ingresó a nuestra aula del Segundo “C” en 1958, se incorporaba a la plana docente leonciopradina para pertenecer a ella por el resto de su vida.

Fue así, porque desde ese día, con su presencia de hombre sencillo, luciendo sus rasgos andinos, propios de la tierra ancashina de Aija, donde nació un 28 de abril de 1922;  fue conquistando con su gran capacidad docente el respeto de sus colegas, así como llegando al corazón de los alumnos, que veían a él no solamente al profesor del curso sino a un maestro.

Sus clases sencillas y comprensibles, luciendo una gran capacidad pedagógica, formado en la vieja casona sanmarquina, nos entregó en quinto año sus lecciones de Filosofúa, Lógica y Economía Política, pero por sobre todo su inmensa humanidad; hacía que el conocimiento lo contrastáramos con la realidad y lo analizáramos, logrando de esta manera que sintiéramos la importancia de saber para transformar nuestra realidad.

De esta manera fuimos encontrando en él a un amigo, un sincero compañero en el que podíamos confiar nuestras preocupaciones ante las incógnitas que nos deparaba un mundo bipolar, una sociedad con conflictos, para encontrar siempre la respuesta serena, alturada, que fluyendo espontánea, sin imperio, libere de la duda.

Esos méritos se fueron haciendo trascendentes en el ámbito de la colectividad huanuqueña, que fue expresando su aprecio y  reconocimiento al maestro, en quien reconocían los méritos de un impecable ejercicio profesional, en el que se apreciaba la simbiosis de una admirable calidad pedagógica unida a una sincera vocación magisterial.

Así, por mérito propio  fue ascendiendo en las jerarquías académico administrativas, hasta llegar en 1974 al cargo de Director, en ese entonces el colegio recibía la denominación de Centro Base, en este cargo permaneció hasta 1983.

Fue justamente que al llegar a la función tuvo que enfrentar un conflicto con  las autoridades educativas, siendo injustamente separado del cargo. En un gesto histórico los alumnos tomaron el colegio, en el que permanecieron por varios días, hasta que fuera repuesto su director, quién concurrió al llamado de los estudiantes con su andar sencillo, siendo ingresado en hombros al claustro leonciopradino.

Las autoridades educativas se vieron obligadas a reponer en el cargo al Profesor Prudencio Camones, ante la complacencia de los estudiantes, los profesores, los padres de familia y la comunidad huanuqueña, que siempre vio en él a un maestro identificado con las más nobles aspiraciones del pueblo.

Mas cuando dejó el claustro leonciopradino continuo su carrera en el Colegio Nacional Illa Thupa, donde fue director durante varios años.

En medio del reconocimiento general cesó en sus funciones de docente de Educación Secundaria, habiendo continuado el ejercicio docente en la Universidad Privada Huánuco.

Luego, en medio de la estimación del pueblo de huanuqueño,  fijó definitivamente su residencia en nuestra tierra, convertido en un huanuqueño más, domiciliando en Las Orquideas N° 241, en Paucarbambilla a la  que él consideraba el lugar más bello de Huánuco, habiendo desempeñado cargos de carácter vecinales, representando a los pobladores de su zona que lo miraban con grande respeto. 

Al conversar un día  con él el “Día del Colegio” nos dijo que el único Maestro es Cristo, por eso él siempre ha seguido sus enseñanzas para enseñar la verdad y la justicia, y hacer de la educación una tarea social.














EL MAESTRO EZEQUIEL CASTILLO CARDENAS


Don Ezequiel Castillo Cárdenas es uno de los profesores para quien se reserva la categoría de maestros en nuestra Promoción.

Dueño de una imagen serena, llegó hasta nuestra aula del Cuarto “A” para dictarnos el curso de Literatura, con voz suave, no necesitaba alzarla  para que le prestáramos atención, desde el pupitre donde se ubicaba.

Nunca le vimos llevar un apunte, iniciaba la clase pidiendo un cuaderno para verificar  desde donde debería continuar el dictado del curso

Su explicación la hacía con lenguaje sencillo y ameno, utilizando los términos con mucha propiedad, atrayendo la atención con sutiles inflexiones de voz.

Era dueño de una extraordinaria erudición,  para profundizar sus explicación recurría a referencias de sus lecturas, que pudimos colegir eran muchas.

Su lenguaje correcto enmarcaba su conceptualizada temática, que discurría generosa para impartir sus enseñanzas.

El Maestro Ezequiel Castillo nació en la ciudad de Panao en 1902. Fue Profesor de Castellano, Literatura e Historia del Perú a un sinnúmero de promociones de nuestro glorioso plantel, periodista fundador de periódicos y revistas.

Fue un reconocido político y luchador social que sufrió las consecuencias de su militancia durante el ochenio.  

Fue dueño de una gran versación humanística, realizó un importante trabajo de investigación histórica y cultural titulado “Huánuco y su prestigio ante la historia”, el año 1955.

En este libro nos presenta los hechos de significación histórica en los que tuvo protagonismo nuestro pueblo, así como las personajes que le han dado relieve histórico.

También escribió el libro “Cuentos inéditos y personajes inolvidables”, en el que figuran los relatos “El Puma”, “Cacaraco”, “El Warmimandanam” y otros sobre temas costumbristas, el mismo que fue publicado después de su fallecimiento el año 2010.

Fue un reconocido intelectual, fundador y Presidente de la Asociación de Escritores y Artistas de Huánuco.

Con el Maestro Ezequiel Castillo Cárdenas tuvimos el privilegio de recibir una cátedra en cada una de sus clases, donde aparecían en justo equilibrio su magisterio y su erudición, de ahí que su recuerdo sea imperecedero.  











UN CAÑÓNDE BONDAD


Hay personas que se insertan en la vida de una colectividad, de manera tal que forman parte de ella desde el lugar en que se encuentren.

Pero eso, naturalmente, es una cualidad que proviene de una ejecutoria de vida, de una existencia social.

De ahí que, cuando nos referimos a ellas, nos encontramos que es sumamente difícil definirnos sobre cual de sus facetas vitales debemos conversar.

Eso nos sucede con don Luis Oscar Ramírez Amanzo, a quién todos los identifican con el apelativo de “Cañoncito”, porque a quien tiene siempre en los labios la palabra afectiva sólo se le puede tratar de la misma manera.

En esta oportunidad voy a evocar la primera vez que lo vi, cuando establecimos la primera relación. Me voy a remontar al año 1955, a uno de los primeros días de abril. Venía del entonces Centro Escolar de Varones Nº 401 “Hermilio Valdizán”, donde había cursado el cuarto año. Fui  matriculado al quinto año en el Colegio Nacional “Leoncio Prado”, es decir a la Escuela de Segundo Grado Nº 414 cuyo Director era justamente él, además de que habría de ser nuestro profesor.

La plana docente de la sección de primaria la completaban los profesores Rosas Arteta Mory, identificado como el “Gato”, el cuarto año y Sebastián Doria Briceño, conocido como “Don Shapaco”, el tercero. Era una plana docente digna de los mejores reconocimientos y que constituyeron toda una tradición de calidad para las aulas leonciopradinas.

Nuestro salón estaba ubicado en el primer piso, en un ambiente que ahora es exclusivo para secundaria, ubicado junto a la capilla del colegio. Formábamos grupo los que proveníamos del Centro Escolar, esperábamos acaso alguna indicación para formarnos, hasta que se acercó con sonrisa de bondad quien sería nuestro amigo mayor por el resto del año.

Ya en la clase, quiero recordarla porque fue la primera en “los plácidos claustros santuarios”, nos fue preguntando nuestros nombres y apellidos, a la vez que nos interrogaba que clase de palabra era por el acento, si llevaba tilde o no, y por qué; cuando la respuesta no era correcta se detenía a explicar con infinita comprensión.

Luego, el año fue pasando. La severidad de que tanto nos hablaron nunca fue rigor, únicamente a los demasiado inquietos les levantaba la patilla, pero con actitud de juego, de manera que el alumno no lo sintiera como castigo.

Supimos en el transcurso del año que había sido futbolista, un gran centro delantero y que como tenía fuerte shot le pusieron el apelativo de “Cañón”, de manera tal que siempre escuchábamos hablar de “Cañoncito” Ramírez.

Así fue nuestro encuentro feliz con este extraordinario maestro de aula y de la vida. Fue el primer maestro que tuvimos muchos en las aulas leonciopradinas. Concluido el año académico la vida continuó  y como quiera que él era un hombre que siempre se proyectó en el quehacer social y cultural de nuestro pueblo, nos encontramos siempre en los trajines deportivos, donde ya no pude verlo vestido de corto rematando al gol, sino como entrenador de la selección del colegio o de su amado “León de Huanuco”.

También nos encontrábamos con él en los trajines periodísticos, actividad en la que recibió la distinción de “Amauta”, pero por sobre todas las cosas nos encontramos con él en nuestra expresión de gratitud y de recuerdo.















EL MAESTRO FERNANDO TRUJILLO MALPARTIDA


Aun cuando ingresamos a las aulas no tuvimos la dicha de conocerlo, sí sabíamos de él. Era una persona de especial significación en la vida de Huánuco cuando aconteció su trágico deceso.

Naturalmente, no tuvimos tampoco la fortuna de su magisterio, pero sí ser emotivos receptores de los relatos que sobre  él hacían sus colegas que fueron nuestros profesores. También de las fervorosas referencias que nos brindaban sus ex alumnos.

Fernando Trujillo, a quien cariñosamente llamaban “Fer”, fue una persona que se distinguía por su trato cordial y exquisito, esa personalidad brillaba  en las aulas donde los alumnos eran sus amigos.

Era de los maestros cuya clase pedían los alumnos que continuara, su capacidad retórica envolvía el contenido de sus explicaciones de un halo poético, sus amigos lo llamaban “Pico de Oro” por su grandiosa calidad oratoria, pero junto a ello estaba su inefable presencia humana.

Esa grandiosa humanidad producto de su intensa actividad social como hombre de vida institucional; artista, exquisito cultor de la música y la poesía, Profesor y Abogado, pero por sobre todo amigo, amigo sin límites.

Fue uno de los fundadores y primer Presidente del Club “León de Huánuco”  en 1946 en las aulas leonciopradinas y su primer presidente, trabajando al lado de uno de los directores estelares del colegio el Dr. Antonio Marroquín Andía.

Su trágica desaparición constituyó una tragedia para el pueblo de Huánuco, hasta ese entonces no vimos jamás tantas manifestaciones de pesar y su sepelio simbólico, pródigo en discursos, expresó con loas la grandiosa dimensión de su persona.

Reproduzco algunos párrafos del discurso que pronunciara el entonces director del colegio, Dr. Juan Guillermo Zela Koort:

“Cuando las multitudes se congregan es porque las une y conmueve una gran alegría o un inmenso dolor”, así decía a sus alumnos ese ilustre profesor de Psicología que fue Fernando Trujillo Malpartida. Y cuanta razón tenía él al expresarse así, acá estamos reunidos, en este momento, sus colegas y amigos, sus parientes y alumnos para rendirle, henchidos de profundo dolor, nuestro postrer homenaje.- Quijote le llamaban sus compañeros de trabajo y en verdad que lo era, en el más noble sentido del vocablo, pues fue su personalidad una afortunada amalgama de idealismo y valor, de cristianianismo y desinterés material.- Fue maestro en la acepción helénica de la palabra, es decir: un conductor de juventudes, en el pensamiento y en la obra, unido a ellas por su indestructible eros pedagógico. Fiel a sus principios y  leal a sus amigos, la vida y obra de Fernando Trujillo, es para la juventud de Huánuco, lo será para las generaciones venideras, una fuente inagotable de sugerencias  y un manantial inextinguible de ejemplar comportamiento”.

Otro maestro estelar de los claustros leonciopradinos, lo despidió con estas expresiones:

“Ya no más los alumnos leonciopradinos fortalecerán su mente con las excelencias de su dialéctica y el sortilegio fascinante de su verbo. Ya no más el espíritu de Fernando impondrá su jerarquía en las instituciones sociales de cultura y de arte que diera vida y calidad”.

Su exalumno Antonio Franciscovich Rojas, entonces estudiante universitario, en nombre del Centro Departamental Universitario Huánuco, expresó:

“Y, dondequiera que estuviéramos, a cualquier parte que fuéramos, en la marcha ascendente de nuestra vida, irás a la vanguardia, con tu consejo oportuno, la palabra fácil, el impulso generoso, el ideal supremo, tu emoción institucional, el cariño ascendrado a la tierra … En la valoración tardía de tus cualidades se te proclama Maestro Huanuqueño”.

Hubieron muchos discursos y artículos más, exaltando las virtudes y valores de que estuvo adornado Fernando Trujillo Malpartida, solamente hemos tomado aquellos que guardan relación con su función docente.

Indiscutiblemente él es uno de los más grandes maestros que ha tenido nuestro glorioso plantel, por eso nuestro homenaje, porque sigue siendo una figura paradigmática para quienes ejercen la docencia en los “plácidos claustros santuarios”.